viernes, 15 de julio de 2011



Antes de olvidarme de todo tendré que visitar de nuevo los lugares donde nos amamos, a ver si soy capaz de despedirme de mi. Quizá en un pequeño arrebato intente apurar lo poco que quede en esas botellas que dejamos dormidas en la mesa de aquel boliche, antes de que agosto nos dijera nunca, antes de la estupidez de continuar juntos por el temor a vernos solos. Te recuerdo como una alegría ajena pero como un desierto propio. Y no me extraña echarnos de menos si fue entre mis piernas donde conseguiste convertir la cama en un barrio en fiesta. Pero no bastó con eso. Nuestros temores vinieron a decomisarnos las certezas, a llenarnos de sábanas limpias y malentendidos. No bastó con hacer el boca a boca a nuestro pasado, no pudimos volver a ser los de las fotos. Fue por eso que un día me explotó en la cara la palabra adiós. Me marcho. Me marcho de mi, me voy a ser otra. No sé en qué momento llegas a olvidar a una persona de forma total...Cuándo olvidas su cumpleaños, su película favorita, y todo eso que relacionamos casi sin querer con alguien en particular. No, definitivamente no podemos olvidar. Sólo negamos hechos. Desconectamos. No todo pasa como dicen, no todo pasa y se olvida. De alguna forma siempre quedan los restos. Siempre quedan los jodidos restos. Y ahora me faltas vos. Puedo levantarme, caminar, dar vueltas y vueltas, volver a donde siempre. Pero sigo igual. Noto el hueco dentro de mi cuerpo, y aunque no escuece, ni duele, lo noto. Y es muy incómodo. Es muy incómodo sentir que te falta una parte, que estás incompleto. Odio el feminismo barato que afirma que la mujer no necesita a un hombre. La mujer necesita de otros, al igual que los hombres. Y cuando ese alguien falta, nos sentimos incompletos, independientemente del sexo que tengamos, independientemente de lo que nos consideremos. ¿Que si se puede vivir así? Claro. Claro que si. Yo sigo respirando, no he perdido ninguna de mis capacidades ni físicas ni psíquicas. Sigo teniendo el mismo cociente intelectual, o eso creo. Pero es más difícil. Más que difícil, que me canso. Me canso porque es una incomodidad diaria, a todas horas, este estar contigo pero sin ti, este echarte de menos, no tenerte cuando quiero. Y parecera una estupidez, pero cada día que pase notare como si el hueco se hiciese más grande, ¿sabes? como si me estuvieran vaciando el cuerpo con una cucharilla. Qué angustia. Qué angustia me da que no estés aca. Ojalá y todo hubiera sido diferente, pero no, como siempre a mí todo me tiene que salir mal y estoy harta. Harta de no poder estar con vos todos los putos días, harta de conformarme con verte de vez en cuando, harta de parecer feliz, de hacer como que no pasa nada cuando sabes perfectamente que sí pasa,y mucho. Porque aunque lo quieras ocultar con todas tus fuerzas te pasa lo mismo que a mí, pero eres incapaz de demostrarlo. ¿Alguna vez echas de menos mi sonrisa? Yo la tuya, de vez en cuando. ¿Tienes alguna vez tiempo para pararte a pensar? ¿Te has emborrachado alguna vez tanto para que todas las luces te parezcan estrellas?¿Alguna vez te has hinchado a llorar? Yo lo hago de vez en cuando. Todo el mundo se está volviendo verde, ahora que por fín éramos rojos. Todo lo que hemos dicho y hecho, lo hicimos y dijimos demasiadas veces. No te creerías la de veces que temo girar la esquina por si te encuentro al hacerlo, pero no, cuando lo hago nunca estás. Estoy en tantos lugares, me dirijo hacia ellos, todos me ven estando allí pero mi cabeza no sólo se retira hacia donde nadie llega sino que se pierde entre multitudes interminables. Dolida, mi alma vaga por las calles. Es teoricamente imposible hacerles comprender que hay mundos que necesitan darse vuelta para producir un cambio. Hay veces que uno tiene que arriesgarse, dando vuelta el mundo propio para entender como funcionan los otros. Nadie todavía se ha jugado por mí. . Que mentirosos que resultan ser todos cuando hacen el mayor intento por creerse ese tipo de engaños. Me he hecho de pretextos, de frases tranquilizadoras que sólo consiguen sacarme un poco de vida. Me la paso intentando alcanzar lo inalcanzable, lo imposible. Mi vida es un rejunte de intentos fallidos, de fracasos, de desepciones. Y todos creen que si sus mundos giran, el mio debe hacerlo. Intentan colocar las propias cordenadas que funcionan con ellos en mí, creen que alcanza con forzarme a querer hacer ciertas cosas. Nunca nadie entendió lo difícil que es lidiar con los pensamientos que rondan en mi cabeza. Nunca nadie, supo, ya no alcanzan las palabras para explicar lo mucho que te extraño. Ya no alcanza para traer tiempos perdidos ni recuerdos ya olvidados. Todos creen que he seguido mi vida, que los problemas se han acabado.......................

Solo

Solo