Hay algo que la gente no parece entender. Me canso de repetirlo, pero no entienden. No comprenden la gravedad de sus actos sobre mi. No lo piensan y no les interesa. Diganme, tan complicado es entender cuando digo que son importantes, que los necesito, que me duele su indiferencia, que me duele la distancia y la prudencia que toman conmigo, que los quiero y son indispensables, si les digo que los necesito es encerio, que si les pido que no se vayan por nada también lo es. Sin embargo, mis palabras parecen tomar un sentido contrario sobre los demás, lo distorcionan y dicen bueno, quizás ella nos está diciendo que le demos espacio, que no le hablemos para no hacerle mal, que la dejemos pensar, que no le preguntemos, que no la obliguemos, que nos vayamos. ¡No mierda! No es asi. Necesito a alguien ayudandome, alguien que me sostenga, un consejo, un abrazo, que me obligen, que se queden, que no se vayan más. La concha de la lora ya no lo soporto más