miércoles, 20 de octubre de 2010


Aunque duela, aunque desconsuele, aunque asfixie, aunque deje, aunque angustie, aunque torture, aunque me apene, aunque sea un tormento. La soledad no es más que una muestra de dejadez, de abandono, de desatención. Me propongo no sentirla y serle indiferente como las personas lo son conmigo, pero desfortunadamnete nunca se me dio bien darle la espalda a nadie. Ojala algun día logres sujetarme y entonces, poder dejar de correr de la vida. Que alguien me sujete. Me escapo de la vivacidad porque no logro convivir con ella, porque aparentarla me hace odiarla, porque es lo que en definitiva no tengo. No es que no haya intentado amarrarla a mi cintura para que mi alma pueda bailar al compaz de mis pasos. Intenté y caí, profundo, hondo como nunca antes. Lo peor de todo, es que no es un abismo. Es un hueco en el fondo de mi ser, oscuro, frío y desolado, infinitamente cayendo, sin limites ni conjeturas. Los gritos no parecen sonar en mi garganta, no resuenan y (tan solo pensar que nadie me escucha) por más alto que grite, nada renacerá. Es sólo un eco perdido como muchos otros. Un eco que divaga en silencio por mi cuerpo, por los lugares a donde voy. A donde sea que corra, a donde sea que grite, a donde sea que intente volver, a donde sea que muera este sufrimiento, el silencio se apropia de mi cabeza para manipularla a diestro y siniestro. La soledad, no es más que un vacío que dejaron en mi. No se llena con reemplazos, no se llena con abrazos. Es eterno e insufrible. La soledad corre por mi estomago, se acienta en mis huesos y se adiere a mi corazón. Ojala algun día llegues y me hagas tirar todo por la borda, ojala me hagas llegar a tierra firme y poder sentirme viva, segura y acompañada. Pero por una vez en la vida parece que un simple "ojala"...nunca bastará.

Solo

Solo